sábado, 30 de junio de 2012

LA GRAN OPORTUNIDAD



 

Un hombre que acababa de quedarse viudo estaba guardando en cajas las cosas de su difunta esposa. Y entre ellas encontró un frasco de un caro perfume que él le había regalado en su aniversario hacía dos años. El frasco estaba intacto, sin usar. El recordó que varias veces le había preguntado a su esposa por qué no usaba el perfume y ella le había respondido que era tan caro y tan bueno que esperaba una ocasión realmente especial para estrenarlo. Por desgracia tal ocasión nunca llegó y ella nunca pudo disfrutar aquél perfume.

Muchas personas se pasan la vida esperando esa gran ocasión para demostrar quiénes son, esperan la gran oportunidad para hacer o para ser o para decir algo grande,… y normalmente la vida se pasa sin hacer, sin ser, o sin decir nada, porque ignoran que la gran oportunidad se presenta cada día. No desaprovechemos la ocasión de cada día para ser quienes somos y hacer grandes o pequeñas cosas. Cada día sin dar un pequeño paso adelante es un paso hacia atrás, y así se recorre el camino.


 Muy pocas veces tendremos esa gran oportunidad para hacer grandes cosas. Pero cada día tenemos miles de pequeñas oportunidades para mejorar.

jueves, 28 de junio de 2012

El Vuelo de los gansos




"La ciencia ha descubierto que los gansos vuelan formando una V porque cuando cada pájaro bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al ganso que va detrás de él. Volando en V, toda la banda aumenta por lo menos en un 70% mas por su poder de vuelo que si cada pájaro lo hiciera solo".
Conclusión: Cuando compartimos una dirección común y tenemos sentido de comunidad, podemos llegar a donde deseamos más fácil y rápido. Esto es el apoyo mutuo.
"Cada vez que un ganso se sale de la formación y siente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de volar solo y de inmediato se incorpora de nuevo a la fila para beneficiarse del poder del compañero que va adelante".
Conclusión:si tuviéramos la lógica de un ganso nos mantendríamos con aquellos que se dirigen en nuestra misma dirección.
"Cuando un líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los
puestos de atrás y otro ganso toma su lugar".
Conclusión: Obtenemos resultados óptimos cuando hacernos turnos
para realizar los trabajos difíciles.
"Los gansos que van detrás producen un sonido propio de ellos y lo hacen con frecuencia para estimular a los que van adelante para mantener la velocidad".
Conclusión: Una palabra de aliento produce grandes resultados.
"Cuando un ganso enferma o cae herido por un disparo, dos de sus compañeros se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo y se quedan con él hasta que este nuevamente en
condiciones de volar o hasta que muere".
Conclusión: Sólo si tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos uno al lado del otro ayudándonos y acompañándonos.




Confía en tus fuerzas y recuerda...





Confía en las cosas que te inspiran.
Confía en las cosas que te dan felicidad.
Confía en los sueños
que siempre has anhelado
y déjalos hacerse realidad.
La vida no hace promesas
sobre lo que te reserva el futuro.
Debes buscar tus propios ideales
y animarte a cumplirlos.
La vida no te ofrece garantías
sobre lo que tendrás.
Pero te ofrece tiempo para decidir que buscas
y arriesgarte a encontrarlo
y a revelar algún secreto
que encuentre en tu senda.
Si tienes voluntad
para hacer buen uso del talento
y de los dones que son sólo tuyos;
tu vida estará llena
de tiempos memorables
y de inolvidable alegría.
Nadie comprende el misterio de la vida o su significado,
mas para aquellos que deciden
creer en la verdad de lo que sueñan
y en sus fuerzas,
la vida es un singular regalo
y nada es imposible.

-Dena Dilaconi

EL CIRCULO DEL NOVENTA Y NUEVE

Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente, que como todo sirviente de rey triste, era muy feliz.

Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey cantando y tarareando alegres canciones de juglares. Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre.

Un día el rey lo mandó a llamar.
-Paje-le dijo- ¿cuál es el secreto?
-¿Qué secreto, Majestad?
-¿Cuál es el secreto de tu alegría?
-No hay ningún secreto, Alteza.
-No me mientas, paje. He mandado a cortar cabezas por ofensas menores que una mentira.
-No le miento, Alteza, no guardo ningún secreto.
-¿Por qué está siempre alegre y feliz? ¿eh? ¿por qué?
-Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo.
Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa que la Corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados y además su Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algunos gustos, ¿cómo no estar feliz?

-Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar -dijo el rey-. Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado.
-Pero, Majestad, no hay secreto. Nada me gustaría más que complacerlo, pero no hay nada que yo esté ocultando...
-Vete, ¡vete antes de que llame al verdugo!
El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación.
El rey estaba como loco. No consiguió explicarse cómo el paje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentándose de las sobras de los cortesanos.
Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le contó su conversación de la mañana.
-¿Por qué él es feliz?
-Ah, Majestad, lo que sucede es que él está fuera del círculo.
-¿Fuera del círculo?
-Así es.
-¿Y eso es lo que lo hace feliz?
-No Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.
-A ver si entiendo, estar en el círculo te hace infeliz.
-Así es.
-¿Y cómo salió?
-¡Nunca entró?
-¿Qué circulo es ese?
-El círculo del 99.
-Verdaderamente, no te entiendo nada.
-La única manera para que entendieras, sería mostrártelo en los hechos.
-¿Cómo?
-Haciendo entrar a tu paje en el círculo.
-Eso, obliguémoslo a entrar.
-No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo.
-Entonces habrá que engañarlo.
-No hace falta, Su Majestad. Si le damos la oportunidad, él entrará solito, solito.
-¿Pero él no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?
-Si se dará cuenta.
-Entonces no entrará.
-No lo podrá evitar.
-¿Dices que él se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese ridículo círculo, y de todos modos entrará en él y no podrá salir?

-Tal cual. Majestad, ¿estás dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del círculo?
-Sí
-Bien, esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, nin una más ni una menos. ¡99!
-¿Qué más? ¿Llevo los guardias por si acaso?
-Nada más que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche.
-Hasta la noche.
Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar al rey.
Juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del paje. Allí esperaron el alba.
Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el hombre sabio agarró la bolsa y le pinchó un papel que decía:
Este tesoro es tuyo.
Es el premio por ser un buen hombre.
Disfrútalo y no cuentes a nadie cómo lo encontraste.

Luego ató la bolsa con el papel en la puerta del siriviente, golpeó y volvió a esconderse.

Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban desde atrás de unas matas lo que sucedía.

El siriviente vio la bolsa, leyó el papel, agitó la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa contra el pecho, miró hacia todos lados de la puerta, y se arrimaron a la ventana para ver la escena.

El sirviente había tirado todo lo que había sobre la mesa y dejado sólo la vela.
 Se había sentado y había vaciado el contenido en la mesa.
Sus ojos no podían creer lo que veían.
¡Era una montaña de monedas de oro!
El, que nunca había tocado una de estas monedas, tenia hoy una montaña de ellas para él.

El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacía brillar la luz de la vela sobre ellas.
 Las juntaba y desparramaba, hacía pilas de monedas.
Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de 10 monedas.
Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco, seis.... y
mientras sumaba 10, 20,30, 40, 50, 60....hasta que formó la última pila:
9 monedas !!!
Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda más.  Luego el piso y finalmente la bolsa.

"No puede ser", pensó. Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era más baja.

-Me robaron-gritó- me robaron, malditos!!
Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, vació sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba.
Sobre la mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas de oro "sólo 99".
"99 monedas. Es mucho dinero", pensó.
Pero me falta una moneda.
Noventa y nueve no es un número completo -pensaba-
Cien es un número completo pero noventa y nueve, no.

El rey y su asesor miraban por la venta. La cara del paje ya no era la misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus, por el que se asomaban los dientes.

El sirviente guardó las monedas en la bolsa y mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veía, escondió la bolsa entre la leña.
 Luego tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos.
¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su moneda número cien?
Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta.
Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla.
Después quizás no necesitara trabajar más.
Con cien monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar.
Con cien monedas de oro un hombre es rico.
Con cien monedas se puede vivir tranquilo.
Sacó el cálculo. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años juntaría lo necesario.
"Doce años es mucho tiempo", pensó.
Quizás pudiera pedirle a su esposa que buscara trabajo en el pueblo por un tiempo.
Y él mismo, después de todo, él terminaba su tarea en palacio a las cinco de la tarde, podría trabajar hasta la noche y recibir alguna paga extra por ello.
Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en siete años reuniría el dinero.
Era demasiado tiempo!!!
Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las noches y venderlo por unas monedas.
De hecho, cuanto menos comieran, más comida habría para vender....
Vender....
Vender....
Estaba haciendo calor. ¿Para qué tanta ropa de invierno?
¿Para qué más de un par de zapatos?
Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien.
El rey y el sabio, volvieron al palacio.
El paje había entrado en el círculo del 99...

...Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le ocurrieron aquella noche.
Una mañana, el paje entró a la alcoba real golpeando las puertas, refunfuñando de pocas pulgas.
-¿Qué te pasa?- preguntó el rey de buen modo.
-Nada me pasa, nada me pasa.
-Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.
-Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué querría su Alteza, que fuera su bufón y su juglar también?
No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente.
No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humo
r.

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Vos y yo y todos nosotros hemos sido educados en esta estúpida ideología:
Siempre nos falta algo para estar completos, y sólo completos se puede gozar de lo que se tiene.

Por lo tanto, nos enseñaron, la felicidad deberá esperar a completar lo que falta....

Y como siempre nos falta algo, la idea retoma el comienzo y nunca se puede gozar de la vida.
Pero que pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos cuenta, así, de golpe, que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del tesoro, que no nos falta nada, que nadie se quedó con lo nuestro, que nada tiene de más redondo cien que noventa y nueve, que todo es sólo una trampa, una zanahoria puesta frente a nosotros para que seamos estúpidos, para que jalemos del carro, cansados, malhumorados, infelices o resignados.

Una trampa para que nunca dejemos de empujar
y que todo siga igual...
... eternamente igual!
....Cuántas cosas cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal como están.

Qué es el equilibrio emocional?


Se denomina equilibrio emocional a las respuestas emocionales adecuadas que un individuo brinda hacia el entorno que lo rodea.
 Es importante hacer notar que el desequilibrio es la consecuencia de una relación entre el sujeto y el ambiente que genera profunda insatisfacción.


 Es por ello que las diversas escuelas abocadas al estudio de la psique humana conceden una relevancia decisiva a las relaciones que un individuo establece con sus semejantes.


A cada persona el desempeño diario le depara una serie de situaciones de stress ante las cuales debe reaccionar.


 Si esta reacción o respuesta logra evadir o transformar en algo positivo el stress, la persona mantendrá un equilibrio en sus emociones; de lo contrario sufrirá sus consecuencias negativas que se trasuntarán en una inadaptación.


El equilibrio emocional guarda mucha relevancia para entender el desenvolvimiento laboral, escolar, deportivo, etc.


En relación con lo expuesto se encuentra la idea de inteligencia emocional, que se centra en la capacidad para reconocer los sentimientos propios y los de los demás, como así también la capacidad para manejarlos.


 Esto implica la capacidad de motivarse a sí mismo, de mantener el empeño en las tareas emprendidas, de superar las frustraciones, de, regular el sentir interno, de diferir momentáneamente las gratificaciones, de evitar que el sufrimiento afecte la propia racionalidad, de confiar en los demás y empatizar con ellos.


Hoy en día, alcanzar un estado de equilibrio emocional es mucho más que un mero lujo, es un aspecto de la salud en general, y es el medio más adecuado para comenzar a hacer frente a los desafíos y responsabilidades cotidianas que se nos presentan.